Voces ideales y amadas
de aquellos que murieron, o de aquellos que han
desaparecido para nosotros como los muertos.
A veces hablan en nuestros sueños;
a veces las escucha nuestro espíritu en el pensamiento.
Y con su rumor por un instante retornan
ecos de la primera poesía de la vida nuestra –
como una música, en la noche, lejana, que se apaga.
Autor: K Cavafis
Muchas veces los sueños son considerados como un reflejo del estado mental, físico o emocional de quien sueña, de su realidad, de lo que ha vivido, pero también hay quienes creen desde tiempos remotos, que los sueños son parte de un canal de comunicación de nuestros muertos con nosotros, de lo que viene del alma.
Los sueños nos ayudan a ser mejores personas y sanar los lazos familiares, y si aparece un cercano en nuestros sueños, debemos escuchar lo que nos recomienda el alma, para que las situaciones sanen, pues nos ayudan a encontrar el camino a la felicidad.
Los sueños abarcan toda la experiencia humana, incluso la que no conocemos o atrevemos a vivir, por lo que es bueno prestarles atención y decodificar el mensaje que nos entregan. Muchas veces lo que parece imposible, aquí se hace realidad.
Liberamos nuestras ataduras mentales, descansamos, revivimos situaciones hasta encontrar la solución, recibimos informaciones simbólicas, y así nos conectamos más allá de lo físico.
Soñar con quienes están en otro plano puede ser una gran experiencia, pues los sueños tienen la maravillosa capacidad de volver a encontrarnos con los que ya no están, y continuar con la relación.
Hay que abrir nuestra mente para escuchar el mensaje más allá de la imagen, que por lo general está conectado con nuestro bienestar o crecimiento, en donde los mensajes son de atreverse, de moverse, de recuperar el goce de la vida, de ver las cosas con altura de miras. Para entender el mensaje, primero hay que abrir mente y corazón.
