Ximena trabajaba conmigo en una oficina, era muy coqueta y le gustaba tener a muchos hombres interesados en ella, eso alimentaba día a día su ego y le daba seguridad. Todos querían estar con ella y ella quería estar con todos, era un espíritu libre que gozaba de su sensualidad y sexualidad.
Llegó un nuevo compañero al trabajo, era guapo pero tampoco nada extraordinario y Ximena, quería que tenerlo en sus redes, para eso hizo un lento trabajo de seducción, pero él parecía no prestarle mayor atención a esas señales ¿Será gay? pensó, ¿cómo no se va a fijar en mí?.
A las semanas nos organizamos todos para ir a un after office, ocasión que Ximena aprovechó para sacar todas sus armas a relucir. Fue vestida espectacular, un hermoso peinado y sensual maquillaje, se sentó al lado de él y coqueteó toda la noche. Después de unos tragos, él se soltó un poco, pero aún así se notaba que no tenía ningún interés en coquetear con ella, Ximena, se daba cuenta de esta situación y apenas sonó música, lo sacó a bailar. Él casi no se movía y ella con su repertorio de movimiento sensuales, bailaba solo para él.
Se apagaron las luces y todos fuimos a la pista. Al rato de bailar, me acerque al baño, Ximena estaba ahí.
– Daniella, ¿tú crees que el nuevo es gay? me dijo
– No Xime, no creo. Le contesté
– Entonces ¿por qué no me pesca? Si mírame
Desabrocho su vestido y andaba con una lencería negra y portaligas, lista para una noche llena de pasión. Salimos, se encontraron, ella lo arrastró al baño y cerró la puerta.
– ¿Está ocupado? No alcancé a decir nada, cuando abrieron, Ximena lucía su sensual ropa interior y desvestía al chico bailando al ritmo de la música, él estaba pasmado. Me quedé afuera esperando a mi amiga que tuvo que entrar al baño de hombres, de pronto empiezo a escuchar muchos gemidos de placer ¿Lo habrá logrado Ximena?.
En la mañana llegaron con pocos minutos de diferencia ¿pasaron la noche juntos o fue una
coincidencia? Nunca lo supimos.
