El asteroide Bennu, de casi 500 metros de diámetro viaja alrededor del Sol a una velocidad de más de 100.000 km/h y hay posibilidades de que pueda chocar contra la Tierra el 21 de septiembre del 2135, destruyéndola parcialmente. Una colisión de este cuerpo celeste contra nuestro planeta desencadenaría una explosión de 1,15 gigatoneladas de energía, es decir, una explosión cerca de 23 veces más grande que la de la mayor bomba de hidrógeno existente.
La NASA ha diseñado recientemente un plan para neutralizar al cuerpo celeste, que mide casi como el icónico Empire State Building de Nueva York. La agencia espacial lleva rastreando a Bennu desde el 2016, cuando lanzó la sonda espacial robótica OSIRIS-REx para estudiar al peligroso gigante espacial. Se prevé que la sonda aterrice en Bennu en agosto de este año y tome muestras del asteroide para traerlas de vuelta a la Tierra. Mientras la OSIRIS-REx está viajando en el espacio, los científicos de la agencia trabajan en desarrollar una respuesta a la amenaza del asteroide que supondrá posiblemente el uso de armas nucleares.
La NASA planea crear una nave espacial que pesará 8,8 toneladas para su Misión de Asteroide Hiperveloz para Respuesta de Emergencia (HAMMER). En caso de peligro, la nave HAMMER podría desviar el rumbo de Bennu y arrastrarlo de vuelta a la órbita solar, pero sería necesario golpear al asteroide décadas antes de que se acercara a la Tierra. Otra opción incluye disparar un arma nuclear desde la nave para desintegrar el asteroide y minimizar su amenaza sobre la Tierra. Muchos científicos están preocupados con la idea de destruir un gran asteroide en pedazos más pequeños. De acuerdo con los científicos, las lluvias de polvo espacial radiactivo podrían tener “consecuencias nefastas” para la Tierra. Hasta ahora, el vehículo espacial solamente está en su etapa de planificación y ni siquiera tiene un presupuesto de construcción estimado.
