Ten paciencia con todo aquello
que no se ha resuelto en tu corazón
e intenta amar las preguntas por sí mismas,
como si fueran habitaciones cerradas,
o libros escritos en una lengua extranjera.
No busques ahora las respuestas
que no estés preparado para vivir.
Pues la clave es vivirlo todo.
Vive las preguntas ahora.
Tal vez las encuentres,
gradualmente, sin notarlas,
y algún día lejano llegues a las respuestas.
Autor: Rainer María Rilke
Hay tiempo para hacer preguntas y otros que nos entregan respuestas, cada cosa a su tiempo… Pero es parte de nuestra esencia ser inquietos, curiosos, un poco ansiosos, y este mismo movimiento nos ayudará a crecer en nuestras distintas etapas de la vida.
En tiempos de carrera, vamos de prisa, pensando en el mañana, añorando lo que aún no es, y nos vamos olvidando de vivir plenamente, gozar cada día, encontrar la quietud del ahora en un respiro profundo.
No debemos temer a cuestionarnos, al contrario, apreciemos nuestras inquietudes, entendamos lo importante de darle una segunda vuelta a las cosas, a nuestro destino, a nuestras decisiones. Abramos los ojos, añoremos, soñemos, preguntémonos, pero sin la presión de recibir la respuesta de forma inmediata, pues no todo es ahora, hay cosas que deben madurar, o quien debe madurar es uno mismo. Lo verdaderamente importante requiere un proceso.
Cada respuesta llegará en el momento preciso, ni antes ni después, pues se manifestará cuando estemos preparados para recibirla. Mientras, demos la tranquilidad a nuestra mente sin dejar de aspirar, agradezcamos de corazón lo que tenemos, estemos conscientes del aquí y el ahora, para comprender lo que fue y lo que será, disfrutemos el camino mientras llega la revelación.
Amemos a nuestro ser inquieto, pero no fomentemos la ansiedad. Aprendamos a generar preguntas sin respuestas instantáneas. Permitámonos desarrollarnos con el paso del tiempo, sin prisas, sin expectativas, sólo disfrutando el proceso de transformación que nos permitirá crecer y encontrar cada una de las respuestas.
