[Consejo] La magia de la Luna llena

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La luna es nuestra eterna compañera nocturna, mágica y llena de misterio, convirtiéndose así en satélite sorprendente que se ha cubierto de mitología desde tiempos remotos en las distintas culturas, religiones y cultos.

Carece de luz propia y refleja la luz del sol, en un acto de dar y recibir, de compartir, aunque no siempre en la misma medida e intensidad. Pasa por cuatro fases, que pasan por su crecimiento, esplendor, decrecimiento y desaparición. Voluble, cíclica, cambiante, única, tal como nuestra propia existencia.

El acto de reflejar la luz, lo podemos comparar con la ley del espejo. Es pontífice entre la luz y la oscuridad, y cuando entrega la luz en su totalidad, se desprende y encuentra el motivo de su existencia: iluminar a otros.

Esta semana es el turno de la superluna azul de sangre con eclipse total, que llega el 31 de enero, excelente para dar vida, para llenar y para hacer abundar todo lo que queramos, generalmente relacionada con la fertilidad, abundancia y plenitud.

Hace más de 150 años que no coincidían estos tres fenómenos: superluna (cuando está más cercana a la tierra), luna azul (segunda luna llena en un mismo mes, que no es de color azul), eclipse (o luna de sangre, pues toma un color rojizo).

Cabe destacar que la luna llena también aflora las características de las personas, tanto lo bueno como lo malo, es un periodo de gran actividad en donde las personas muestran su mejor y peor cara, y en donde magos buenos y malos trabajan con gran productividad.

Esta será una semana para acercarnos y compartir lo mejor que hay en nosotros, pues el alma será la gran protagonista, que nos hará esperar milagros. Es el tiempo propicio para agradecer todo lo vivido en el ciclo que termina, tanto lo que nos hizo reír como lo que nos hizo llorar, pues de todo sacamos aprendizaje que nos hará crecer.

Se recomienda para el día de luna llena hacer una limpieza para las gemas de la casa, sumergiéndolas en agua con una puntita de azúcar, decretando que todo lo bueno está por pasar, y dejándolas impregnarse a la luz de la luna.