Antiguamente se creía, que tanto la mamá como el papá, debían mostrarse siempre fuerte ante
sus hijos, al grado de evitar que los vieran llorar o emocionarse por algo, pero es un tremendo
error, porque los hijos aprenden a expresar emociones en la medida que nos ven a nosotros
hacerlo.
De modo que, mis hijos me tienen que ver desangrada llorando, para que luego transcurrido unos cuatro días, me vean reír y entienda que las penas se pasan, y que ellos también tienen la posibilidad de poder hacerlo.
El modelar emociones pasa por mostrar experiencia, y no por decirles a los niños que si uno llora es por alergia, o que está resfriada, para que no nos vean mal, porque la vida tiene de todo y tienen que aprender a ver eso desde pequeños, para que adquieran sus propias habilidades emocionales.
Permítete expresar tus sentimientos, y es lo mismo con la alegría, tampoco debemos limitarnos si queremos reír de buena gana, o si nos sentimos un poco tristes, lo valioso es compartir eso en familia y acompañarse mutuamente.
Recuerda que llorar no es sinónimo de debilidad, sino que por el contrario, libera tu espíritu y relaja.
¡Un abrazo!
