Sintiendo desde lo más profundo de nuestro corazón, podemos pedir al corazón del cielo, de la tierra y al del universo, con el fin de sanar un todo colectivo, los espacios sagrados de tiempo y todas las heridas acumuladas.
Se puede pedir en las cuatro direcciones del universo, invocando los 4 puntos cardinales, que pueden ir entrelazados con los 4 elementos: Aire en el Este, Fuego en el Sur, Agua en el Oeste, Tierra en el Norte.
Invocando a todos los seres de luz y protectores de la divinidad, a nuestra familia espiritual, trabajando todos unidos por el amor y unidad incondicional.
Pidamos también perdón a nuestros padres, hermanos, espacios, amores, por todas las historias vividas en las que he causado daño, incluyendo pueblos, razas, continentes, antepasados, por muchas veces pasar a llevarlos sin querer, sin respetar creencias o leyes universales.
Perdón por tanta sangre derramada en guerras; por aquellos niños, mujeres, hombres y ancianos que dieron la vida por un ideal, por aquellos que mueren de tristeza y soledad, con hambre y desigualdad.
Hay que aprender a agradecer todo lo vivido, toda la sabiduría recogida con el alma, consagrando cada acto de amor, perdón, liberación, aceptación y paz.
Aprendamos a ser pacíficos, amemos desde el alma, atendamos a los más débiles, aceptémonos y amémonos, desarrollemos intenciones puras y honestas, con todos y con todo. Porque el amor verdadero no tiene límites.
Nuestra alma refleja nuestro ser, aprendamos de nuestros actos, seamos conscientes de nuestras palabras, seamos fieles a nosotros mismos y honremos lo divino, abramos los ojos y actuemos, pues no sólo de intenciones las realidades de hacen.
Poco a poco debemos aprender a amar al resto, pero debemos comenzar con nosotros mismos. Aprende a amarte, perdonarte, liberarte, y reúnete con tu divinidad para juntos logremos un mundo mejor, desde la conciencia y el amor.
