¿A quién no le gusta ir de picnic? Yo les contaré la historia de uno de mis mejores picnics junto a mi chico.
Planeamos nuestra salida con más de una semana de anticipación ese día nada podía fallar, llevábamos una canastita con comida, un vino y copas.
Llegamos al Cajón del Maipo y buscamos un lugar para poder acomodarnos, ya instalados empezamos a conversar, comer, disfrutar de la tarde y hasta dormimos una siesta.
Nos abrazamos fuerte y al despertar empiezo a provocarlo (nunca había tenido una experiencia sexual al aire libre). Se despertó muy entusiasmado, me aproveché de eso para hacerlo disfrutar y luego nos unimos para seguir pasando una inolvidable tarde juntos.
La atmósfera era perfecta nos invitaba a pasar la noche bajo las estrellas y así lo hicimos juntos al calor de nuestros cuerpos y de una pequeña fogata. A la mañana siguiente, nos despertamos temprano y se nos ocurrió ir a bañarnos a una piscina natural.
Deseaba a mi chico cada vez que lo miraba, su cuerpo, su sonrisa y como me amaba me hacía volar. Esa mañana le pedí que me lo hiciera en ese lugar y fue perfecto, ya que solo así pude reconocer que él era el indicado y que estaríamos juntos por muchos, muchos años.