Esta grabación fue hecha en una mina abandonada, llamada Santa Ana, en el pueblo también abandonado Real de Catorce en México. Turistas dejaron una grabadora dentro de la mina, que se dice está embrujada, durante 3 horas y el resultado es terrorífico. Quienes escuchan la grabación dicen que pareciera como que la mina es una puerta al infierno. Escépticos postulan que el sonido es el eco que hace el aire al pasar por las minas.